El pasado sábado cinco de noviembre fue el cumpleaños de Vladimir, lamentablemente hasta hoy (que es mi día de descanso), puedo venir a presumirlo.
Como se puede ver en la foto, el pastel fue de pitufos, y el mural que está atrás lo hizo una de mis tías y es todo de fomi. Creo que todo salió muy bien, Vlad se divirtió mucho y el pastel estaba muy rico (a diferencia de el del año pasado). Esta vez no me sentí tan estresada (aunque ver tanto niño como que no me fascina). Tampoco tomé tantas fotos, me la pasé más atendiendo a los invitados y comiendo dulces.
Total, fue algo muy sencillo pero, como siempre digo, el chiste es no dejar pasar desapercibido el cumple de mi pequeño amor.
Por otro lado, pues sí, siento feito que esté creciendo tan rápido (y odio los comentarios de "¡pero que grande está!", cuando lo ven). En el sentido estricto de la palabra creo que ya dejó de ser un bebé. A veces el hijo de su madre ya no me grita 'mamá', sino por mi nombre y en esas ocasiones no sé si reirme o llorar. ya aprendió a contar hasta tres en inglés e identifica casi a todos los animales. Le fascina que le lea mis libros de vampiros y he comenzado a introducirlo en ese mucndo oscuro que tanto me gusta.
Estos últimos días siento que lo adoro más que nunca y sólo puedo resumir mi amor por él de esta manera:
Yo soy como Miguel Ángel y él mi David; él es mi Lestat y yo su Gabrielle, él es la sangre de mis venas que no se pudrió, él es mi noche perfecta. Él es lo que nunca esperé, él es la parte de mi que ansiaba la vida, él es un sueño que no tiene fin. él es mi último acto de bondad, mi única fuente de alegría. Él es mi obra maestra, la poesía perfecta, la criatura más bella: él es mi reflejo, el conjunto de mi maldad y de mis sueños, es el último ángel de mi corte celestial, el heredero de mi alma inmortal.