Si los vampiros existieran y alguien vinera a retarme a encontrar uno, el primer lugar donde buscaría sería Nueva Orleans; obvi, porque Nueva Orleans es la cuna de los vampiros, ahí han nacido todos y viven todos ¿no?... jajaja, ya sé que no, pero la verdad es que Nueva Orleans ha sido uno de los escenarios principales en cuanto a historias de ‘no muertos’ se refiere.
Y este post no es para hablar de Nueva Orleans, si no de la nueva peli de vampiros que se acaba de estrenar y que apenas me fui a ver con mi amigo el Lobo (yo no sé por qué le dicen así si ni pelo tiene, pero en fin). Para empezar puedo decir que la primera vez que vi el póster de Abraham Lincoln, Cazador de Vampiros, me remití inmediatamente a Sweeny Todd (sí, el barbero demoniaco de la calle Fleet) y no me preguntéis por qué, sólo fue así y ya; pero con esta fijación un poco enferma que tengo con los vampiros, la sangre y todo eso, pues dije ‘no sé que pedo con esa película, pero voy a tener que verla’.
Y entonces, yo que no soy muy dada a leer críticas de las películas a menos que no esté muy convencida de verlas, escuché una mala critica por la radio (bueno, medio escuché, porque iba en un taxi y el ruido ambiental no me dejaba oír bien) y decía que el tiempo que lleva en cartelera en Estados Unidos no ha recaudado casi nada y no ha causado muy buena impresión. Carajo, ¿entonces no debería verla?, me pregunté, pero luego dije; doble carajo, ¿a mí que me importan las impresiones de los demás?
Por lo tanto, pues sí, las malas escenas con efectos tipo Matrix le dan en la madre, así que por ahí no hay mucho que aplaudirle. Sobre todo una donde interviene una estampida de caballos y que les quedó bastante chafa, pudieron haberla omitido. También hay una cosa que no pude evitar preguntarme ¿por qué cuando los vampiros no son protagonistas o ‘héroes’ los pintan bien pero bien feos? ¿Acaso por qué tienen que dar miedo? Bueno, no sé, pero estos chupasangre estaban medio raros. Y hubo un detallito ahí medio turbio en cuanto al mito que he de suponer que fue más para apoyar la historia que por ser originales, de ahí en fuera no tergiversaron mucho lo que conocemos acerca de estas criaturas.
Entonces el primer punto se lo llevó cuando, como a los diez o quince minutos, me dio tal susto que me hizo saltar del asiento; eso no lo logra cualquier película y, aunque no se volvió a repetir, hay que reconocerle el logro al filme. ¿Guapos? Pues no, ninguno, ni el sujeto que interpreta a Lincoln es muy atractivo que digamos.
Pero hay algo que me ganó completamente y creo que sólo ese detalle ya es suficiente para decir que me gustó. Yo no sé si quisieron hacer un homenaje o sólo lo pusieron ahí por que sí y ya, pero según esto hay un par de vampiros que son como los jefes (o los primeros, los milenarios, como quieran llamarlos) y viven en una plantación en Nueva Orleans; realmente nunca mencionan el nombre del lugar, pero la mansión es tan parecida, e incluso me atrevería a decir que idéntica, a la de Point Du Lac (Entrevista con el Vampiro) que no uno no puede menos que esperar a que en cualquier momento aparezcan los personajes de la película de Neil Jordan. En fin, que no es que yo me de ínfulas de saber mucho de estas cosas, pero pues eso pensé mientras veía la peli, no puedo mentir.
Otra cosa que sí me agradó fue la manera de cuadrar la historia del presidente (de la que aclaro que tampoco soy una experta, pero algo sé) con los acontecimientos y su chamba de cazavampiros. Ah, ¿y cómo no? Su invento bien loco de combinar un hacha con una escopeta; ésa no se la esperaba el estúpido vampiro que se lo quería comer, jaja.
Total, aunque no es nada extraordinario, sí está muy buena para pasar el rato y, en lo que a mí respecta, me gustó. Si alguien por acá la ve y tiene algo que decir, sois bienvenidos. Besos y hasta la próxima…
