Mi blog de rarezas, lo que me pasa, lo que veo, lo que leo,
lo que escribo, lo que sueño, lo que pienso,
lo que siento, lo que hay, lo que me gusta y lo que no,
pero sobre todo mi amor por mi hijo,
entre miles de chifladuras más!

lunes, 31 de mayo de 2010

Desde el infierno.


Así firmaba Jack el Destripador las cartas que envió a la policía pero ¿quién fue este hombre? Sin duda todos hemos oído hablar alguna vez de él. Un asesino serial que atacó durante el año de 1888 en Londres, más específicamente en el barrio de Whitechapel. Mataba prostitutas, cortándoles la garganta y luego les sacaba los intestinos y se llevaba algunos de sus órganos. Jamás fue atrapado.

Esta tarde vi una película protagonizada por mi amado (no tendrán problema en adivinar de quien hablo) titulada precisamente “Desde el Infierno” que trata acerca de Jack, la investigación y todo eso. Muy buena pelí, bastante artística y un poco sangrienta, la recomiendo. Y pensé en escribir un poco acerca de este misterioso y a la vez famosísimo personaje, un poco de su impacto en mí y de lo que representa en mi gusto por la sangre y los criminales. Soñar un poco con el que, para mí, es el asesino más fascinante en la historia.

Desde que recuerdo me han llamado la atención los cuentos de terror, lo oscuro, los vampiros y los asesinos. Cuando niña no ubicaba muy bien quién era Jack, sólo sabía que había asesinado gente y que era un “hombre malo”. Lo típico de “si te portas mal Jack el Destripador puede venir por ti”. No es que lo oyera de boca de mi madre, ella jamás me hizo ese tipo de amenazas, pero seguro en algún lado lo llegué a escuchar. Sin embargo, para una niña como yo, con inclinación por la oscuridad y todo lo que estuviera rodeado por un halo de misterio, figuras como Jack no representaban una forma de “meterme miedo”, al contrario, lo único que despertaba en mí era curiosidad y, más tarde, fascinación.

Ahora sé muchas más cosas, como quienes fueron sus víctimas, las presuntas razones de sus crímenes, su modus operandi, etc. etc. Cosas que ponen en todas partes: libros, revistas páginas de internet; cosas que si ustedes quieren pueden investigar en infinidad de lugares, como una vez hice yo para saciar mi curiosidad. Considero a Jack el mejor asesino de la historia, como tantos otros coinciden conmigo, por no haber sido atrapado nunca, proeza que también logró el asesino del zodiaco y otro del que no recuerdo el nombre ni lo que hizo. Pero opino que el Destripador no se compara, principalmente por la época en que vivió,

Cuando pienso en Jack, me imagino una calle oscura, en un barrio decadente, toda la gente “del arroyo” (prostitutas, ebrios, drogadictos, proxenetas) deambulando por ahí y él con su sombrero de copa y su capa, no sé, quizá también trae un bastón. Como un vampiro, al que nadie le presta mayor atención gracias a sus artes mágicas (obvio que eso es invento mío). El ruido de sus botas es apagado por la bulla de los proscritos. Una alegre mujerzuela viene caminando, llamando la atención con su estrepitosa risa para que quizá, un cliente note su presencia y ella pueda llevarse el vino y el pan a su boca esa noche. Pero quien la aborda no es el lujurioso hombre ebrio del tipo que ella, cada noche debe soportar cuatro o cinco veces, sino nuestro hombre. La arrastra por un callejón solo y oscuro, no para encajarle los colmillos en el cuello y alimentarse sino para cortarle la garganta y sacarle las tripas. ¡Soberbio!

Es curioso como a la figura de Jack generalmente se le relaciona con un tipo de capa y sombrero. Me puse a investigar y encontré que esto se debe a que su perfil psicológico ponía que era bastante probable que el asesino usara capa para disimular las manchas de sangre en su ropa. Lo cual suena bastante lógico.

Hipótesis hay muchas, su historia ha sido material para cantidad de libros y películas. A poco más de un siglo de si existencia sigue siendo una leyenda, incluso seguramente habrá quien le rinda culto. Yo no dudo que quizá esté deseando regresar a matar más putas… desde el infierno!

sábado, 22 de mayo de 2010

Enrique Bunbury: un poco mío y De Todo El Mundo.

El día de hoy se estrenó el video del nuevo último sencillo de mi amado Bunbury. La canción se titula De todo el mundo, en el clip el rockero aparece vestido de negro, con una especie de listón rojo en el cuello, me imagino que para dar un toque de color, camina por una carretera desierta cargando un estuche de guitarra y va encontrando gente de distintas partes del mundo, así como músicos y coristas junto a la carretera. . Y, en otras escenas está, desenterrando algo de una tumba, lo que resulta ser un estuche de guitarra lleno de distintas cosas (entre ellas un libro del que por más que intento no alcanzo a leer el título).

Casi al final del video se para a la mitad de la carretera y del estuche saca un mapa, pero después de un momento lo tira y sigue el camino que, quizás, él cree mejor. Lo cual me agrada bastante, ya que sigue el dogma de “ve donde el corazón te lleve”, y no es trillado, sino que es la pura y verdadera neta, porque ¿de qué te sirve ir por un camino establecido si no vas a llegar a donde tú quieres?, bueno, eso desde mi punto de vista.

Sin duda un buen videoclip para una excelente canción, una de mis favoritas del último disco debo agregar, profunda y bien escrita, con el sentimiento que caracteriza las letras de este guapo español.

Por último aquí les dejo la letra de la rola y el video. Espero que lo disfruten. Hasta la próxima!

Que no interrumpa lo cotidiano mis pensamientos
que no me dejen sin mi sustento en vano
que no me atrape lo mundano si prefiero no estar quieto
que no me pongan en aprieto por algo que no esta en mi mano

Que no me consuman si consumo, soy un regalo
que no le cause a nadie espanto si yo mismo me acuso
que no me atrape lo mundano si prefiero no estar quieto
que no me pongan en aprieto por algo que no esta en mi mano

Soy vagabundo siempre de paso
de aquí de allá de todo el mundo
no tengo dueño, no soy tu esclavo
un poco tuyo y de todo el mundo

Soy vagabundo siempre de paso
de aquí de allá de todo el mundo
no tengo dueño, no soy tu esclavo
un poco tuyo y de todo el mundo

Que no me atrape lo mundano si prefiero no estar quiero
que no me pongan en un aprieto por algo que no esta en mi mano
Que no interrumpa lo cotidiano mis pensamientos


miércoles, 19 de mayo de 2010

Mi sueño más guajiro.


Todos desde que somos niños tenemos diferentes aspiraciones y sueños, conforme vamos creciendo nuestros sueños también. Hay sueños sencillos y otros más complicados; desde los que sueñan con ser médicos (arquitectos, chefs o lo que sea), los que sueñan tener una casa en la playa, viajar por todo el mundo, etc. Hay quien sueña con conocer a su artista favorito o con ser famoso o hasta con gobernar un país. Quizá alguien sueñe con vivir en la luna (literalmente, porque muchos viven en la luna, pero eso es otra cosa) o conocer otro planeta.

Están los sueños que de alguna forma se pueden cumplir aunque te cueste mucho trabajo y los que definitivamente, aunque te lleves la vida en ello, de plano son inalcanzables. El hombre desde siempre soñó con volar, hoy puede hacerlo, aunque no de forma libre como las aves, lo que sería ideal.

Les pregunté a dos de mis amigos y mi querido Villegas primero se fue por cosas irrealizables como ser invisible o viajar en el tiempo (lo cual no por qué me recordó una película con un DeLorean). Intenté que me dijera otra cosa pero creo que mi amigo se quedó sin sueños…o se fue a dormir para buscarlos.

Mi amiga (y colaboradora) Luna Blackwood primero me dijo que tal vez su sueño sea conocer al escritor García Márquez o a los del elenco de Harry Potter, o conocer Rumania. Luego dijo que le gustaría que todo el país (México) anulara su voto o dejara de pagar impuestos a modo de protesta y que el Vaticano clausurara, lo cual sería espectacular. Ah, y tener una foto con Sean Biggertaff (quien la verdad no estoy muy segura de quien sea).

Todo esto de los sueños lo pensé por una película que vi esta tarde, se llama Blow (Inhala, en México) y la protagoniza el hombre más guapo y perfecto del mundo, Johnny Depp, ¿quién más? Dice que está basada en hechos reales y trata acerca de un tío llamado George Jung que es narcotraficante. Pues bien, la peli te cuenta toda su vida y, algo curioso, casi al final mi amado sale viejo y panzón (nada atractivo, aunque si estuviera casada con él no me interesaría).

El punto es que la película es como el reflejo de mi más grande y loco sueño en la vida: ¡ser narco! Sé que es algo bastante loco, pero me parece genial: el peligro, estar todo el tiempo arriesgando la vida; los lujos, una vida clandestina y esplendorosa… quizá sea demasiado imprudente al decir esto, pero siempre he pensado que me encantaría. Aunque claro, está eso de hacerse rico a costa del sufrimiento ajeno, las muertes, amenazas y todo lo de más; eso es lo desagradable (muy desagradable), pero si yo fuera narco procuraría que no se distribuyera la mercancía a los niños y hacer muchas obras de caridad. Sí, por eso he dicho que es un sueño muy guajiro.

Y mi otro gran sueño (este es un poco más normal) es recorrer mi país (y si se puede el continente) en auto. Primero lo pensé en una moto, pero creo que sería demasiado incómodo. Así que mejor un auto, o tal vez una casa rodante. Ir por toda América sin preocupación alguna, conociendo lugares y mucha gente, tomando fotos de todo… mi viaje ideal.

Definitivamente es muy lindo soñar y es padre cuando tus sueños se cumplen. Les aconsejo que nunca dejen de soñar, eso sí, sin despegar los pies de la tierra. Y siempre hagan todo el fuerzo por alcanzar sus sueños (siempre que estos estén dentro del límite de lo posible). Sean muy felices. Y como dice una rola de Mago de Oz: cuando un sueño muere es porque se ha hecho real. Hasta la próxima!

miércoles, 12 de mayo de 2010

Los ángeles sin sueños...


Los ángeles sin sueños
habitan en el espacio
abierto entre tú y yo,
de las heridas
que dejamos respiran
y no lloran porque
nuestra sangre
ha secado sus ojos.

Sus almas moribundas
vagan en tu dolor y el mío
de nuestros recuerdos
se burlan
y nos lastiman
con sus mano frías.

Ya no somos seres humanos
porque el tiempo
ha acabado con nuestras vidas,
y el vicio y la muerte
nos arrastran
mas no quieren arrancarnos
de nuestra agonía.

Canciones crueles y dolorosas
nadan en botellas de alcohol
que rápido se terminan,
por mas lágrimas y sonrisas
echadas al viento
no hay forma de que los recuerdos
queden en un solo y mismo suelo.

lunes, 10 de mayo de 2010

¡Feliz Día de las Madres!


Como se imaginarán hoy es el primer día de las madres que festejo, bueno, que me festejan a mí; aunque el año pasado recibí flores porque ya estaba embarazada de mi niño, así que, en teoría ya era una mamá. Pero no cuenta, porque no tenía en mis brazos a Vladimir y ni remotamente sentía la alegría que siento ahora al abrir los ojos y que él me de los buenos días con una hermosa sonrisa. Aunque ahorita mi bebé no sea consciente de la fecha, ni me felicite ni nada, la verdad es que me siento orgullosa y feliz de tener un hijo tan hermoso y tierno que sé que algún día me dará muchas satisfacciones, o por lo menos eso espero.

Ahora voy a rememorar todos aquellos diez de mayo en que festejé a mi madre con todo el protocolo debido, en otras palabras: los festivales de la escuela. Que levante la mano aquél que nunca hizo el ridículo al ponerse vestuarios extravagantes y bailando junto a todos los compañeros de su clase coreografías que, en otras situaciones, por nada del mundo, bailarían. Apostaría a que todos alguna vez llegamos a hacerlo, todo por amor a nuestra querida progenitora. Creo que en mi caso lo hice durante mis seis años de estancia en la primaria, lo cual no me hace sentir muy orgullosa. Entre mis más oscuros recuerdos están Sopita de caracol; el más nefasto de los ritmos, llamado Caballo Dorado y unos bailes típicos de “no se donde” en el que las chicas usábamos unas faldas enormes y súper pesadas y los chicos llevaban machetes (de verdad, pero sin filo). Supongo que para las mamás era el más hermoso de los regalos, ver a sus hijos hacer el ridículo; pero ¡ah! mi madre no se contentaba con eso, ella también se esforzaba en confeccionarme mis vestuarios y toda la cosa para que yo fuera “la más bonita de todas”.

Cuando al fin llegué a la secundaría, pensé que me había librado de todo eso, pero estaba muy equivocada. Porque estaba el típico profesor cazatalentos que se dio cuenta de que yo era buena para eso de la cantada y, otra vez, año tras año me puso, junto con un chico que tocaba la guitarra y otras dos o tres chicas haciéndome coros, a cantar Amor Eterno, Señora señora señora (o como se llame) y todo el repertorio de canciones propias para esta fecha. Por suerte la secundaria dura sólo tres años y ya en la prepa, afortunadamente, nadie pela estas cosas. Y entonces tienes toda la libertad de festejar a tu mamá como mejor se te antoje. En mi caso lo clásico son los pasteles, en esta familia tenemos debilidad por lo dulce.

Ahora les presumiré la tarjeta que me hizo mi bebe en la escuela.




Jeje, bueno, lo único que hizo él fue plasmar su manita encima, pero no importa ¡es mi primer tarjeta!

Y este es mi regalo, que lógicamente tampoco lo hizo él y ni siquiera fue sorpresa (porque yo tuve que poner el dinero) pero está bonito:



Finalmente quiero felicitar a todas las mamás, la mía y las de ustedes, ya que se merecen todo el amor del mundo y sin ellas pues simple y sencillamente no existiríamos. Hasta la próxima!

jueves, 6 de mayo de 2010

Aslan y sus simbolismos religiosos.


Cuando apenas Vladimir cumplió un mes de nacido, comencé a leerle todas las tardes. Quizá piensen que qué caso tiene porque está tan chiquito que ni entiende, pero yo creo que a la larga ha de servir de algo, más aún cuando le leo mientras se está quedando dormido, porque según dicen que mientras los niños duermen (y en general todas las personas) se les pega todo. Así que todos los días, a la hora de la siesta, le leo a mi bebé.

Comencé leyéndole la Crónicas de Narnia, no sé por qué pensé que sería bueno; tal vez Vladimir ni siquiera pela si le estoy leyendo un cuento de hadas o uno del Marqués de Sade, pero yo espero que algún día algo bueno saquemos de esto.

Hace unos días terminamos con el séptimo libro de Lewis (el autor de las crónicas), ¡vaya! Siete libros en cinco meses. Bueno, pues no pude evitar darme cuenta de todas las veces que el autor, por medio de sus historias llenas de magia y cosas lindas, hace alusión a Dios y la religión. Y yo, atea declarada, pues obviamente tenía que dar mi opinión al respecto.

Me imagino que todos recuerdan la película de El León, la Bruja y el Ropero, esa donde cuatro niños, dos hijos de Adán y dos hijas de Eva (y desde ahí empezamos con las fallas) llegan a otro mundo a través de un ropero viejo. En este lugar, llamado Narnia, se libra la típica y eterna lucha entre el bien y el mal. Cuando Asla se sacrifica por Edmundo en la mesa de piedra ¿qué nos recuerda? Pues claro, aquél que se sacrificó por la humanidad y fue muerto en una cruz. El simple hecho del sacrificio hizo que la mesa se rompiera y Aslan regresara; lo que en el otro caso es: resucitar al tercer día. Claro que Aslan no podía tardar tanto porque la Bruja Blanca habría ganado y todo se habría acabado.

Muchas otras situaciones parecidas vemos a lo largo del resto de los libros. En el sexto podemos leer cómo se creó Narnia y ¡sorpresa! También una manzana es objeto de tentación. Cuando Aslan manda al niño Dígory a que le traiga la fruta, pero prohibiéndole rotundamente que la coma o tome otra del árbol para él. Y entonces la bruja hace el papel de la serpiente intentando que Dígory muerda la manzana y deje al León para unirse a ella. Cosa que finalmente no logra.

En el último libro vemos bastantes símbolos relacionados con el cristianismo, como por ejemplo el establo y el claro comentario de uno de los personajes, cuando dijo que una de las más grandes personas había nacido en una establo (¿quién será?). Luego cuando Aslan llega y desata su cólera inundando Narnia, lo cual no sé por qué me recuerda un gran diluvio y el arca de un tal Noe (¿?). Lo que sigue es la promesa de la vida eterna en el paraíso, todos los que obraron bien serán acogidos en mi reino, los que no, pues lástima, con la pena, perdieron su oportunidad.

Estos son sólo algunos de los ejemplos que fui percibiendo en tanto leía los libros; y no es que me haya molestado, digo, cada quien tiene derecho de creer en lo que quiera y expresarlo de la forma que mejor le acomode, sólo que me sacó un poco de onda encontrar tantas cosas de estas en una serie de libros para niños. Y lo que más me llamó la atención es cómo el autor mezcla todas estas cosas de una manera tan sutil; a ratos me daba la impresión de que me estaban impartiendo clases de catecismo de una forma subliminal. Cosa que en realidad no me molesta, (yo simplemente no creo y ni siquiera un león bondadoso me va hacer creer), pero me pregunto si otras personas estarían de acuerdo en que, por medio de cuentos infantiles, se les metieran ideas religiosas a sus hijos.

Pues quién sabe. Yo sólo puedo decir que, fuera de estas cosas, los libros me agradaron. Sobre todo el tercero, La Travesía del “Explorador del Amanecer”, donde hacen todo un viaje por los mares hasta llegar al fin del mundo; mi parte favorita, cuando Eustaquio se convierte en Dragón. Y el que menos me gustó fue el quinto, El Caballo y su Niño (raro título), quizá por ser el único donde la aventura no la vive alguien de “nuestro mundo”.

Los recomiendo si les gustan las historias infantiles de magia y aventuras, de lo contrario, absténganse, porque seguro no les agradarán. Hasta la próxima.

miércoles, 5 de mayo de 2010

La historia de amor que me hizo llorar.


¿Se puede morir de tristeza? Yo creo que sí. Una vez yo morí de tristeza, hace varios años ya. Nunca he sido una chica muy sentimental, no es fácil hacerme sentir empatía por el sufrimiento ajeno, sin embargo existe una historia de amor que me hizo llorar.

Se trata de un libro llamado Marianela, de Benito Pérez Galdós, lo leí cuando iba en secundaria y es uno de mis libros favoritos hasta la fecha. El argumento es simple: Marianela es una niña huérfana y sin amor, es fea, raquítica y su desarrollo está por debajo de lo que correspondería a su edad. Tiene un amigo ciego y de clase social elevada, ella funge como su lazarillo y está enamorada de él. El chico le corresponde el sentimiento y le jura casarse con ella cuando sean mayores. Pero luego llega un médico a operarlo de la vista y, al mismo tiempo, llega también la prima del cieguito, citadina y hermosa. Cuando por fin el chico se recupera la primer persona a la que ve es su prima y pues se enamora de ella olvidándose (obviamente) de su amor por “la Nela” (como se conoce popularmente a la protagonista). Luego la Nela se niega a ver a su amado (por miedo a que la considere fea, lo que no era una conjetura muy errónea) y cuando éste por fin la “conoce”, la rechaza y le ofrece sólo su amistad. La Nela se muere de tristeza.

Y es increíble, pero sí, lloré a lágrima viva, ¡me dio tanto sentimiento!. Por eso creo que sí se puede morir de tristeza y de amor. Cuando yo morí de tristeza, obvio fue una muerte metafórica, fue como si me secaran completamente por dentro y luego congelaran mi alma y mi corazón; esto duros algunos meses. Durante todo ese tiempo escribí mas de lo que creo que volveré a escribir en toda mi vida; y creo que eso (junto con alguna otra cosa) fue lo que me ayudó para irme recuperando. Posteriormente fui despertando de mi letargo y se fue derritiendo todo el hielo que me envolvía.

Pero ¿por qué la historia de la Nela es tan triste? Yo creo que es porque su única felicidad radicaba en el amor, un amor que no se basaba en apariencias ni formalismos, sino en un puro y llano sentimiento, carente de los prejuicios de “belleza y fealdad”. ¿qué pasaría si todos los seres humanos estuviésemos privados del sentido de la vista? Quizá entonces le daríamos importancia a las cosas que en verdad la tienen, como el amor, la verdad, la libertad y la belleza interior. Cosas que muchas veces dejamos de lado para darles paso a la vanidad y futilidad. Cultivaríamos relaciones más honestas, que no sólo se basaran en apariencias y códigos de conducta en sociedad, sino en cosas más sanas para el alma. Aunque el ser humano es tan necio y estúpido que sin duda, aún si no pudiera ver, encontraría la manera de seguir ignorando todas estás cosas que, al parecer, no son importantes, pero llega un momento en que resulta que sí lo son, sin embargo es demasiado tarde.

Quizá sea muy romántico eso de “morir de tristeza”, pero creo que es más romántico apreciar las cosas verdaderamente bellas de la vida, aunque algunas veces haya que cerrar los ojos para verlas.
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