Mi blog de rarezas, lo que me pasa, lo que veo, lo que leo,
lo que escribo, lo que sueño, lo que pienso,
lo que siento, lo que hay, lo que me gusta y lo que no,
pero sobre todo mi amor por mi hijo,
entre miles de chifladuras más!
Sí, ya sé, el 23 de Septiembre fue hace más de una semana, pero supongo que en algún momento tenía que hacer alguna mención acerca de ello… o este blog habría dejado de cumplir su cometido.
En fin, he de mencionar que un par de semanas antes de cumplir 24 (sí, ya tengo 24… soy vieja…snif snif) me entró un pánico medio raro y no quería que llegara el día (¿no podía ocurrir el apocalipsis antes del 23?). Pero inevitablemente tuvo que llegar y yo tuve que abrir los ojos y darme cuenta de lo mucho que he cambiado, pero que de igual forma sigo siendo yo, sólo que un poco mayor.
Y no, no fue un mal cumpleaños, al contrario, he notado que cada año me la paso mejor que el anterior. Por azares del destino cumpleañero tuve broncas en el trabajo y aproveché para pasar el día con el amor de mi vida (mi pequeño vampiro, ¿cómo no?) y por la noche, pues no podían faltar mis vicios: drogas, sexo y rock and roll, jajaja. Bueno, no tanto así, pero sí muy parecido. Redescubrí algo que pude haber dado por perdido y que quizás (sólo quizás) venga a representar una nueva ilusión. Y mi auto-regalo… ¡¡ver a Bunbury en vivo y a todo color!! ¿Qué más podía pedir?
A final de cuentas, con los años he adquirido defectos y virtudes, he aprendido y he olvidado, me he convertido más en mí misma y eso sí lo puedo celebrar. Salud!!!
Oh, y para no romper la tradición, una rolita muy ad hoc en la que, por cierto, si se ven los años que han pasado...