Siento como si todo a mi alrededor flotara;
y yo aquí clavada,
incapaz de discernir entre realidad y fantasía…
algún fantasma se está comiendo
la poca cordura que me queda.
El agujero de mi alma
lo relleno con recuerdos
que no me pertenecen.
Porque yo ya no pertenezco,
porque dejé de ser…
¿Qué sería de mí
si no tuviera voz para cantar?
¿Qué sería de mí
si no supiera cómo escribir?
Y yo me quedé suspendida
en algún maldito punto
entre el principio y el final;
donde el gato en su caja
decidió morirse
y cerré los ojos a la eternidad.
Aunque ya no tengo lágrimas
(no para una tumba ni para un adiós),
sé que volveré a llorar
y me disculparé diciendo
que todo fue culpa de mi soledad.
Estando en la completa oscuridad,
vi a mi ángel abandonarme a mi suerte,
poca fortuna tuve
y mis delirios me absorbieron,
dejé una estela de fracaso y muerte.
Entonces el tiempo perdió relevancia,
tu conciencia y la mía
se disolvieron en los tragos de tequila,
me abandonó tu dios,
me comí mi locura
y vine a parar a donde no debía.
Ya es tarde y me voy a dormir…
cuando despiertes ya no estaré aquí.
¿Quién me irá a buscar al fin del mundo
para sacarme de mi delirio
y venir a vengarme
de todos los que me han herido?
No podría cantarte un réquiem,
no me enseñaste nunca a ser solemne,
pero puedo fingir que todo esto me duele
y abofetear a todos con unas cuantas frases
que hablen de tu triste muerte.
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