Mi blog de rarezas, lo que me pasa, lo que veo, lo que leo,
lo que escribo, lo que sueño, lo que pienso,
lo que siento, lo que hay, lo que me gusta y lo que no,
pero sobre todo mi amor por mi hijo,
entre miles de chifladuras más!

lunes, 11 de julio de 2011

Me voy a trabajar.


A partir de mañana inicio algo nuevo. Pues resulta que la semana pasada firmé un contrato de esos que te obligan a laborar unas 48 horas a la semana con un día de descanso, además de otras especificaciones en letras chiquitas y que nadie lee. Lo decidí desde hace como medio mes, y miren que me costó trabajo. Por Vladimir principalmente, el que, desde luego, va a quedar a cargo de mi madre mientras ni su papá ni yo estamos. Y es que no lo quiero mandar a una guardería, esas instituciones (sean públicas o privadas) como que no me dan muy buena espina.

Me voy a trabajar; currar, como dicen mis amigos de la madre patria; chambear, como decimos por acá. Traer varo a la casa, pa pronto. La verdad es que me gusta hacerlo. Lo dejé a causa de mi embarazo y, ahora, tras poco más de dos años de haberme salido de mi último empleo, creo que ya me hacía falta. Esto de ser ama de casa y depender de alguien más no es lo mío. No digo que no sea bueno estar con mi hijo todo el día, llevarlo a todos lados y no preocuparme; pero con lo que me gusta gastar, es de esperar que con un solo sueldo no baste.

Aunque de alguna manera me siento rara. Antes de Vladimir, para mí trabajar era casi un juego; no tenía a quien rendirle cuentas, y el dinero que sacaba era para mis cigarros, zapatos y libros. Si el lugar de trabajo me aburría, los jefes eran pesados, los compañeros me caían mal o equis cosa no me gustaba, simplemente renunciaba y ya. Ahora, debo confesar que me siento un poco más presionada, como que el hecho de que alguien dependa de mi me hacer ser más ‘responsable’ y sí ¡¡me da miedo, me da miedo, me da mucho miedo!! En cuanto al crecimiento de mi hijo, sólo espero no perderme muchas cosas y poder pasar el suficiente tiempo con él para enterarme de su desarrollo y aprendizaje.

Y a todo esto ¿cuáles son las consecuencias que afectan directamente a este blog? Pues que, si de por sí ya no tenía todo el tiempo de antes para hacerme cargo de Los Días Extraños, pos ora menos. Me niego a abandonar (está por de más decirlo), pero supongo que sí tendré que organizarme más y mejor para poder seguir escribiendo entradas y visitar los blogs de ustedes con cierta frecuencia. Sobre todo porque mi trabajo no será dentro de una oficina y no tendré una PC a mano todo el tiempo.

Pero todo sea por una vida mejor. Por lo pronto, les envío saludos y mis mejores deseos. Hasta la próxima!!!

4 comentarios:

Roxe dijo...

¡Que le sea leve!
Y piensa que si el trabajo fuese bueno, curas, rabinos, imanes, y demás gente que habla con dioses, echarian sus ocho horitas de rigor, ¿o no?

Ana Laura dijo...

Estar todo el día en casa puede ser muy cansador y al final te altera los nervios... al menos eso me pasa a mí, y depender de otra persona para todo lo económico es frustrante. Seguro te irá muy bien y Vladimir pronto se acostumbrará a la nueva rutina.

Un saludo grande, y es bueno estar de vuelta :)

Ana Laura dijo...

Ah, y el blog también se acostumbrará pronto a la nueva rutina ;)

reptilio dijo...

Mucho exito para ti y tu hijo

No te preocupes por nada

Suerte y aca andamos

lo mejor para ti

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