Mi blog de rarezas, lo que me pasa, lo que veo, lo que leo,
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viernes, 28 de diciembre de 2012

Primero Drácula.



No puedo decir que no me emocionara leer este libro, porque bueno, se trata de Drácula, prácticamente el padre de todos los vampiros; sin embargo tampoco esperaba tanto acerca de él, porque estaba casi segura que la obra (con su empastado todo bonito y el apellido Stoker en portada) sería un fiasco. Y pues no, no me equivoqué.

Se trata de la supuesta secuela de la novela de Bram Stoker, y que se desarrolla 25 años después de que vencieran al vampiro allá en el castillo de los Cárpatos. Jonathan y Mina tuvieron un hijo al que nombraron Quincey (en honor al guapo y sexy vaquero que murió en aquella aventura); Holmwood se convirtió en un ermitaño, Seward se volvió adicto a la morfina y Van Helsing… pues tan loco como siempre, es sospechoso de encarnar al asesino más famoso y (en mi opinión) el mejor de la historia… después de Tepes, claro: Jack el Destripador.

Para empezar, el término de ‘no muerto’ encaja muy bien con la historia, porque si en la obra original se refería a un vampiro, aquí viene a definir a El Vampiro que en realidad no muere, puesto que, obviamente, tenían que resucitar a la bestia para que esta nueva historia tuviera una razón de ser. Y más que resucitarlo, lo que hicieron fue decidir que nunca murió… pues si por eso era un ‘no muerto’, ¿no? En fin, que es aceptable porque ¿en torno a qué otra cosa desarrollarían la trama?

Ahora, en mi más humilde opinión, siento que buscaron hacer coincidir demasiadas cosas (tanto mitos y leyendas como hechos reales) para ‘enriquecer la historia’. He aquí algunos:

-Jack el Destripador que, ya lo había mencionado, se le imputa la responsabilidad a Van Helsing.
-La condesa sangrienta, quien supuestamente también es un vampiro sediento de sangre pero, sobre todo, venganza y pasa a ser el antagónico, ya que Drácula no lo es.
-El propio Bram Stoker, que viene a formar parte de todo el choro y, de paso, también trae a colación a Oscar Wilde.
-La parte que más me sorprendió, el Titanic, cuya participación no pasa de la última página pero es trascendental para que el ‘no muerto’ siga siendo eso.

Y pues lógicamente hay más acerca de Vlad Tepes y su noble causa; defendiendo así la parte de la historia que nos cuenta que el hecho de que, aunque fue un hombre sanguinario y despiadado, también fue un héroe en su nación. Y creo que gran parte del libro está enfocada en poner al vampiro (bueno, a este vampiro) como una criatura buena y mal comprendida en vez de un monstruo sin sentimientos y que se deja llevar completamente por los instintos. Vamos, se trata más de Gary Oldman representando su papel de Príncipe Vlad, que del Drácula creado por aquél ‘vulgar irlandés demente’.

Sí, hay partes que me gustaron, es más no me puedo aguantar las ganas de revelar que Jonathan Harker es encontrado empalado en una plaza de Londres y, la forma en que me lo contaron, me hizo gritar. Eso y que introdujeran dragones (que me encantan), hace que no me hayan entrado ganas de quemar el libro o tirarlo a la basura. Porque no, no es una maravilla, pero me mantuvo entretenida y hasta hubo ocasiones en que me hizo reír.

Ahora tengo ganas de volver a leer la verdadera obra de Soker, la que sí es una historia que todo amante de los vampiros debe conocer. Un beso y hasta la próxima!!

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