Dicen que los ángeles se enamoran de algún mortal, son expulsados del paraíso, son condenados a vivir la vida sin alas, son encadenados a un destino sin infinito.
¿Podría haber un dios tan egoísta que prohíba entre sus ángeles el vino? ¿qué es de todas esas alas que les son arrancadas a los ángeles caídos?
Dicen que los ángeles son las criaturas con los más hermosos pies y que por no tener vida carecen de sangre; dicen que un ángel nunca padece de sed y mucho menos conocerá algún día el significado del hambre.
Todos los ángeles tienen los ojos negros, reflejo de la oculta maldad de dios; un ángel sólo puede vivir aunado a lo eterno, muchos todavía buscan la forma de llegar a la salvación.
Ángeles que al poeta inspiran y al preso animan en su prisión, no todos son bondadosos pero hay que dar la vida por los que lo son, hay algunos que tienen el corazón atravesado como yo, que sangran y que se arrastran y que van tras su destrucción.
Dicen que hay ángeles entre nosotros, que recorren las calles y despilfarran su amor hasta que el alma entera se les seca y se quedan solos y sin el dulce beso de su dios, luego venden sus sueños o apuestan contra el miedo su valor, sólo les queda ya el orgullo que también se pierde cuando se entregan a la inmolación.
Ángeles caídos y ángeles perdidos, todos son hijos de un solo y perverso dios, se entregan a todo lo que les estaba prohibido, desafiando al destino entre las manos de un mal jugador.
Pálidos y lóbregos espíritus que aúllan a la luna por su perdida ilusión, se ocultan de día en los cementerios y de noche escapan para besar a un cadáver en impía comunión.
Ángeles malditos, ángeles echados del paraíso, sórdidos dolores hacen que se acentúe en el cielo el frío, ya ninguno de ello escucha la voz de los mortales pidiendo auxilio, ya ninguno de ellos es sensible al dolor.
Los ángeles son transparentes de los pies a la cabeza, pero llevan tatuado lo divino, portan todavía sus coronas de realeza.
Ángeles perdidos, ángeles vueltos delirio, ángeles blancos con auténticos altares erigidos, ángeles que se pierden en el jardín de los suspiros.
Las flores que crecen en el bosque del alma de dios, son flores tan venenosas que derraman al suelo pasión, tienen espinas y en los pétalos mucho dolor, su néctar carcome las alas del ángel que se cayó.
Nadie conoce a un ángel que no haya vivido cien años, ningún ángel se ha encontrado que tenga cicatrices en las manos, sólo las tienen en el alma y hasta en los ojos llevan clavadas las penas que les dejaron los humanos.
Pobres criaturas, ángeles de mirada pura, tan ciegos e impotentes ante el poder de su creador, desgarran su cielo con horribles gritos de amargura, parte al mundo en dos y a su fétido hedor.
Los ángeles rompen una estrella del universo, están buscando de la estrella el corazón; ellos al nacer propio, roban otros corazones para llenar el hueco que quedó.
Los ángeles no tienen sangre ni vida mortal, pero se enamoran y pierden la cabeza los cautivan las criaturas sensibles, esos pequeños seres que habitan la tierra.
No hay dioses en templos paganos, sólo los ángeles vencen tiempo y espacio, se ha llenado el mundo de malvados humanos, los ojos de dios se los llevaros dos pájaros ancianos.
Las serpientes se enroscan en el cuello de los decapitados, con sus colmillos se roban y se llevan la virtud, cementerios se han llenado de ángeles enamorados, de ángeles que se estrellan contra un inmenso puente azul.
Las escaleras al cielo son de roca y están rodeadas de árboles marchitos, en el paraíso todos ellos se equivocan, en el paraíso no se quedan los ángeles perdidos.
Ángeles de mirada dura y pensamientos profanos, que se olvidan se que una vez amaron tanto a dios, ángeles benditos, ángeles alados, caminan, juegan, construyen, buscan remediar lo que su idolatría destrozó.
Dicen que los ángeles son fantasmas travestidos, otros dicen que son criaturas de dios, yo me pregunto como puede ser posible tanta pureza y cómo no se cansan de tantos rezos y tanta superstición.
Me encontré un ángel tirado en mitad de la calle, de sus labios manaba su sangre y un extraño líquido azul, lo arrastré para protegerlo de la lluvia y los truenos, lo curé, me bebí su sangre y me hizo verme dentro de un ataúd.
Los ángeles mienten, los ángeles engañan, los ángeles matan para satisfacer su coraje, los ángeles sobre súplicas y ruegos no aprendieron nada, los ángeles terminan ahogados en su propia arrogancia.
Un halo de triste demencia rodea a mi ángel, le pinta en el rostro una mueca y le seca la sangre, mi ángel no sabe distinguir entre mi alma y mi carne, no conoce el pecado y tampoco conoce el desastre.
Los ángeles están asustados porque es densa la noche, porque un extraño espectro camina y ello no lo reconocen, porque sus alas no los llevan muy lejos de todos los reproches, porque han pisado su orgullo y los han llenado de difamaciones.
Hay un ángel que está triste y está solo, que se llena los labios de vino y fornica con un demonio, que encerrado en su bodega pinta cuadros profanos, llora y se desgarra el alma por su amor tan castigado.
La fina arena de las playas se levanta hasta la luna, la luz de la luna me atraviesa y me parte por la cintura, la nostalgia de mi ángel es tan fuerte que me inunda, se me acaba el sufrimiento y esparcen mi dolor las dunas.
Ángeles muertos, ángeles carentes de lindura, en su miseria y ya sin sueños se arrastran poco a poco en la locura, pobres ángeles apagados ven truncada su propia fortuna, pueden caminar en el asfalto pero ya no pueden regalar ternura.
Dicen cuando un ángel se enamora es encadenado a la maldita tierra, que le quitan hasta el brillo de sus ojos y es obligado a cumplir condena, que le borran la sonrisa y que su vida se hace obscena, que termina flagelándose con los picos de una estrella.
Dicen que cuando un ángel se enamora, él solo abjura el nombre de su dios, que les causa mucho dolor la pérdida de sus alas, que les cuesta mucho proferir a su hogar un adiós.
Oh ángeles que bajaron del cielo arrastrando inocencia, sois testigos de lo que pasa en las noches de cruel decadencia, con los reyes que inventan historias para no ser derrocados y aquél príncipe que se emborracha y ya no duerme con su amor.
Fue este amor creación de mi mente e fatal demencia, fuiste quien hizo estragos en mi vida durante los años de fiesta, fuiste tú mi ángel caído, mi divinidad en tierra, me arrancaste hasta los colmillos, me arrancaste el alma entera.
Los ángeles sin alas son como tú o como yo, más como tú porque no tienes el corazón marchito, aunque tengas eso ojos tan enormes y negros, no llevas en la piel la marca de ningún delito.
Dicen que los ángeles nunca sufren de frío, que no son presa del miedo ni de ninguna pasión, que cuando están contentos les gusta volar muy lento, disfrutan del viento y ya no anhelan un corazón.
Canciones de ángeles alados y de dorados cabellos, todas esas historias que sólo cuentan lo bello, no hay un ángel feo en ninguna parte del evangelio y supuestamente tampoco existen los ángeles ciegos.
¿quién dijo que el dolor no mata?, dios ya no recuerda a los ángeles que hoy están en el infierno, él no tiene alas y tampoco a una cruz se ata, él ya suficiente tiene con su propio e interior averno.
Ya npo hay quien rece en las iglesias ni quien quiera ser absuelto, ya no hay quien quiera salvar almas ni quien prenda velas a los santos, desde los tiempos paganos hoy se honran más los sacrilegios y se consagran a los dioses hasta las almas de los gatos.
Dioses negros que no le temen a la noche, que están aburridos de la vida y de todos los reproches, que ya no les importa caminar de día y poder ser vistos, que están hartos de las alabanzas así como de sí mismos.
Mi ángel recibió una estocada en ala izquierda, que lo hizo tambalearse, pero no sangró, mi ángel sufre y teme que su amor se pierda, pero prometió que haría acopio de todo su valor.
Mi ángel pretende convertirse en espíritu errante, para que su existencia ya no dependa de las manos de dios, desea ya no cruzar volando sino por un puente colgante, desea jugarse su vida y sus alas, las dos.
Conocí demonios y conocí ángeles, son infinitamente bellos los unos como los otros, pero dicen que los demonios tienen (tenemos) el alma podrida y los ángeles son tan puros como de un niño el sollozo
He oído fabulas sobre criaturas alojadas en los huecos de los árboles, si los encuentras en el bosque te regalan alegría, pero ¿cómo distinguir entre los elfos bondadosos y los demonios errantes?, si estuviera aquí mi ángel, con sus ojos negros él lo haría.
Pero en mi agonizante huida aprendí a reconocer a los ángeles, aprendí a distinguirlos de entre los demás fantasmas caminantes, es suficiente con que les des un poco de vida, ellos no te salvarán, pero tal vez te harán justicia.
Los ángeles saben que muchas cosas dependen de una sonrisa, muchos se gastan la vida por ahí regalando caricias, viajan junto con el viento y se confunden con la brisa, conquistan a gente sin sueños con su melodiosa risa.
Después de haber tantos ángeles caídos, el paraíso en toda su extensión se despobló, ya no encuentras en el cielo ni siquiera ángeles mendigos, fue así como el dolor se desencadenó.
Ya he encontrado varios ángeles en las calles pidiendo cariño y he visto como son egoístas con su amor, ahora le tienen miedo hasta a su propio delirio, temen ir a para al mismo lugar que aquél ángel que se suicidó.
¿Dónde estaban todos esos ángeles de antiguos palacios, los que se abrasaron en el fuego cuando dios se expuso al sol?, ¿quién cambió las reglas en el viejo paraíso?, ¿quién al someterlos a castigos les arrancó todo el amor?
Ya no queda mas que hablar de ángeles, ángeles perdidos, ángeles que ahora son parte del olvido; la tierra ahora ya está llena de ángeles muertos, ángeles mutilados, ángeles sin ojos, ángeles con el corazón partido.
Mi ángel moribundo se aferra a la vida, no quiere dejar de ser parte de mi horrible poesía, dice que le gusta la tierra y mi existencia vacía, dice que no quiere dejarme, que teme verme perdida.
Ahora es la hora en que casi el mundo se acaba, y yo estoy rodeada de ángeles ciegos, ya no pueden salvar al cielo ni protegerlo con sus alas, quieren sólo cantar canciones, hasta que el cielo se oculte y el sol ya no salga.
Ángeles ciegos, ángeles calados de frío, ángeles que gritan, ángeles que se flagelan bajo un crucifijo, son ángeles locos, mis pobres ángeles perdidos, no se dan cuenta de que se les acabó el tiempo y se les perdió el camino.
Con tus alas rotas vas cayendo delirante, ángel mío, tienes los zapatos sucios y pretendes dar auxilio; quédate con los ángeles ciegos, apártalos del suicidio, tú todavía conservas tus ojos negros y puedes salvarte del abismo.
Dicen que los ángeles hace tiempo se pudieron enamorar, que uno de ellos cayó del cielo sin alas ya para volar, que dios no pudo detener ni su arrogancia ni su vanidad, que todos los ángeles se quedaron ciegos, que ya no hay nadie en las puertas del cielo para custodiar.
¿Podría haber un dios tan egoísta que prohíba entre sus ángeles el vino? ¿qué es de todas esas alas que les son arrancadas a los ángeles caídos?
Dicen que los ángeles son las criaturas con los más hermosos pies y que por no tener vida carecen de sangre; dicen que un ángel nunca padece de sed y mucho menos conocerá algún día el significado del hambre.
Todos los ángeles tienen los ojos negros, reflejo de la oculta maldad de dios; un ángel sólo puede vivir aunado a lo eterno, muchos todavía buscan la forma de llegar a la salvación.
Ángeles que al poeta inspiran y al preso animan en su prisión, no todos son bondadosos pero hay que dar la vida por los que lo son, hay algunos que tienen el corazón atravesado como yo, que sangran y que se arrastran y que van tras su destrucción.
Dicen que hay ángeles entre nosotros, que recorren las calles y despilfarran su amor hasta que el alma entera se les seca y se quedan solos y sin el dulce beso de su dios, luego venden sus sueños o apuestan contra el miedo su valor, sólo les queda ya el orgullo que también se pierde cuando se entregan a la inmolación.
Ángeles caídos y ángeles perdidos, todos son hijos de un solo y perverso dios, se entregan a todo lo que les estaba prohibido, desafiando al destino entre las manos de un mal jugador.
Pálidos y lóbregos espíritus que aúllan a la luna por su perdida ilusión, se ocultan de día en los cementerios y de noche escapan para besar a un cadáver en impía comunión.
Ángeles malditos, ángeles echados del paraíso, sórdidos dolores hacen que se acentúe en el cielo el frío, ya ninguno de ello escucha la voz de los mortales pidiendo auxilio, ya ninguno de ellos es sensible al dolor.
Los ángeles son transparentes de los pies a la cabeza, pero llevan tatuado lo divino, portan todavía sus coronas de realeza.
Ángeles perdidos, ángeles vueltos delirio, ángeles blancos con auténticos altares erigidos, ángeles que se pierden en el jardín de los suspiros.
Las flores que crecen en el bosque del alma de dios, son flores tan venenosas que derraman al suelo pasión, tienen espinas y en los pétalos mucho dolor, su néctar carcome las alas del ángel que se cayó.
Nadie conoce a un ángel que no haya vivido cien años, ningún ángel se ha encontrado que tenga cicatrices en las manos, sólo las tienen en el alma y hasta en los ojos llevan clavadas las penas que les dejaron los humanos.
Pobres criaturas, ángeles de mirada pura, tan ciegos e impotentes ante el poder de su creador, desgarran su cielo con horribles gritos de amargura, parte al mundo en dos y a su fétido hedor.
Los ángeles rompen una estrella del universo, están buscando de la estrella el corazón; ellos al nacer propio, roban otros corazones para llenar el hueco que quedó.
Los ángeles no tienen sangre ni vida mortal, pero se enamoran y pierden la cabeza los cautivan las criaturas sensibles, esos pequeños seres que habitan la tierra.
No hay dioses en templos paganos, sólo los ángeles vencen tiempo y espacio, se ha llenado el mundo de malvados humanos, los ojos de dios se los llevaros dos pájaros ancianos.
Las serpientes se enroscan en el cuello de los decapitados, con sus colmillos se roban y se llevan la virtud, cementerios se han llenado de ángeles enamorados, de ángeles que se estrellan contra un inmenso puente azul.
Las escaleras al cielo son de roca y están rodeadas de árboles marchitos, en el paraíso todos ellos se equivocan, en el paraíso no se quedan los ángeles perdidos.
Ángeles de mirada dura y pensamientos profanos, que se olvidan se que una vez amaron tanto a dios, ángeles benditos, ángeles alados, caminan, juegan, construyen, buscan remediar lo que su idolatría destrozó.
Dicen que los ángeles son fantasmas travestidos, otros dicen que son criaturas de dios, yo me pregunto como puede ser posible tanta pureza y cómo no se cansan de tantos rezos y tanta superstición.
Me encontré un ángel tirado en mitad de la calle, de sus labios manaba su sangre y un extraño líquido azul, lo arrastré para protegerlo de la lluvia y los truenos, lo curé, me bebí su sangre y me hizo verme dentro de un ataúd.
Los ángeles mienten, los ángeles engañan, los ángeles matan para satisfacer su coraje, los ángeles sobre súplicas y ruegos no aprendieron nada, los ángeles terminan ahogados en su propia arrogancia.
Un halo de triste demencia rodea a mi ángel, le pinta en el rostro una mueca y le seca la sangre, mi ángel no sabe distinguir entre mi alma y mi carne, no conoce el pecado y tampoco conoce el desastre.
Los ángeles están asustados porque es densa la noche, porque un extraño espectro camina y ello no lo reconocen, porque sus alas no los llevan muy lejos de todos los reproches, porque han pisado su orgullo y los han llenado de difamaciones.
Hay un ángel que está triste y está solo, que se llena los labios de vino y fornica con un demonio, que encerrado en su bodega pinta cuadros profanos, llora y se desgarra el alma por su amor tan castigado.
La fina arena de las playas se levanta hasta la luna, la luz de la luna me atraviesa y me parte por la cintura, la nostalgia de mi ángel es tan fuerte que me inunda, se me acaba el sufrimiento y esparcen mi dolor las dunas.
Ángeles muertos, ángeles carentes de lindura, en su miseria y ya sin sueños se arrastran poco a poco en la locura, pobres ángeles apagados ven truncada su propia fortuna, pueden caminar en el asfalto pero ya no pueden regalar ternura.
Dicen cuando un ángel se enamora es encadenado a la maldita tierra, que le quitan hasta el brillo de sus ojos y es obligado a cumplir condena, que le borran la sonrisa y que su vida se hace obscena, que termina flagelándose con los picos de una estrella.
Dicen que cuando un ángel se enamora, él solo abjura el nombre de su dios, que les causa mucho dolor la pérdida de sus alas, que les cuesta mucho proferir a su hogar un adiós.
Oh ángeles que bajaron del cielo arrastrando inocencia, sois testigos de lo que pasa en las noches de cruel decadencia, con los reyes que inventan historias para no ser derrocados y aquél príncipe que se emborracha y ya no duerme con su amor.
Fue este amor creación de mi mente e fatal demencia, fuiste quien hizo estragos en mi vida durante los años de fiesta, fuiste tú mi ángel caído, mi divinidad en tierra, me arrancaste hasta los colmillos, me arrancaste el alma entera.
Los ángeles sin alas son como tú o como yo, más como tú porque no tienes el corazón marchito, aunque tengas eso ojos tan enormes y negros, no llevas en la piel la marca de ningún delito.
Dicen que los ángeles nunca sufren de frío, que no son presa del miedo ni de ninguna pasión, que cuando están contentos les gusta volar muy lento, disfrutan del viento y ya no anhelan un corazón.
Canciones de ángeles alados y de dorados cabellos, todas esas historias que sólo cuentan lo bello, no hay un ángel feo en ninguna parte del evangelio y supuestamente tampoco existen los ángeles ciegos.
¿quién dijo que el dolor no mata?, dios ya no recuerda a los ángeles que hoy están en el infierno, él no tiene alas y tampoco a una cruz se ata, él ya suficiente tiene con su propio e interior averno.
Ya npo hay quien rece en las iglesias ni quien quiera ser absuelto, ya no hay quien quiera salvar almas ni quien prenda velas a los santos, desde los tiempos paganos hoy se honran más los sacrilegios y se consagran a los dioses hasta las almas de los gatos.
Dioses negros que no le temen a la noche, que están aburridos de la vida y de todos los reproches, que ya no les importa caminar de día y poder ser vistos, que están hartos de las alabanzas así como de sí mismos.
Mi ángel recibió una estocada en ala izquierda, que lo hizo tambalearse, pero no sangró, mi ángel sufre y teme que su amor se pierda, pero prometió que haría acopio de todo su valor.
Mi ángel pretende convertirse en espíritu errante, para que su existencia ya no dependa de las manos de dios, desea ya no cruzar volando sino por un puente colgante, desea jugarse su vida y sus alas, las dos.
Conocí demonios y conocí ángeles, son infinitamente bellos los unos como los otros, pero dicen que los demonios tienen (tenemos) el alma podrida y los ángeles son tan puros como de un niño el sollozo
He oído fabulas sobre criaturas alojadas en los huecos de los árboles, si los encuentras en el bosque te regalan alegría, pero ¿cómo distinguir entre los elfos bondadosos y los demonios errantes?, si estuviera aquí mi ángel, con sus ojos negros él lo haría.
Pero en mi agonizante huida aprendí a reconocer a los ángeles, aprendí a distinguirlos de entre los demás fantasmas caminantes, es suficiente con que les des un poco de vida, ellos no te salvarán, pero tal vez te harán justicia.
Los ángeles saben que muchas cosas dependen de una sonrisa, muchos se gastan la vida por ahí regalando caricias, viajan junto con el viento y se confunden con la brisa, conquistan a gente sin sueños con su melodiosa risa.
Después de haber tantos ángeles caídos, el paraíso en toda su extensión se despobló, ya no encuentras en el cielo ni siquiera ángeles mendigos, fue así como el dolor se desencadenó.
Ya he encontrado varios ángeles en las calles pidiendo cariño y he visto como son egoístas con su amor, ahora le tienen miedo hasta a su propio delirio, temen ir a para al mismo lugar que aquél ángel que se suicidó.
¿Dónde estaban todos esos ángeles de antiguos palacios, los que se abrasaron en el fuego cuando dios se expuso al sol?, ¿quién cambió las reglas en el viejo paraíso?, ¿quién al someterlos a castigos les arrancó todo el amor?
Ya no queda mas que hablar de ángeles, ángeles perdidos, ángeles que ahora son parte del olvido; la tierra ahora ya está llena de ángeles muertos, ángeles mutilados, ángeles sin ojos, ángeles con el corazón partido.
Mi ángel moribundo se aferra a la vida, no quiere dejar de ser parte de mi horrible poesía, dice que le gusta la tierra y mi existencia vacía, dice que no quiere dejarme, que teme verme perdida.
Ahora es la hora en que casi el mundo se acaba, y yo estoy rodeada de ángeles ciegos, ya no pueden salvar al cielo ni protegerlo con sus alas, quieren sólo cantar canciones, hasta que el cielo se oculte y el sol ya no salga.
Ángeles ciegos, ángeles calados de frío, ángeles que gritan, ángeles que se flagelan bajo un crucifijo, son ángeles locos, mis pobres ángeles perdidos, no se dan cuenta de que se les acabó el tiempo y se les perdió el camino.
Con tus alas rotas vas cayendo delirante, ángel mío, tienes los zapatos sucios y pretendes dar auxilio; quédate con los ángeles ciegos, apártalos del suicidio, tú todavía conservas tus ojos negros y puedes salvarte del abismo.
Dicen que los ángeles hace tiempo se pudieron enamorar, que uno de ellos cayó del cielo sin alas ya para volar, que dios no pudo detener ni su arrogancia ni su vanidad, que todos los ángeles se quedaron ciegos, que ya no hay nadie en las puertas del cielo para custodiar.
3 comentarios:
esto en verdad existe o es metaforico... creo que es increible
@Anónimo: pues la verdad es que todo eso salió de mi enferma cabecita, así que más que metáforas son locuras mías, jeje. Pero me alegro de que te haya gustado. Un saludo!!
Creo que es ma que tu enferma cabecita bueno mas buen no es enferma... Me gustaría contactarte !!!
Publicar un comentario