En busca de la paz interior.

Nunca Vladimir se había emocionado tanto con una película, ni con ningún personaje de una película. Pero Kung Fu Panda lo logró, y cumplió con un reto que ningún filme (infantil o no) había podido superar: mantenerlo entretenido toda la función. Y no es que la primera película nos haya fascinado mucho (bueno… Vlad ni siquiera la había visto), pero confieso que sí teníamos muchas ganas de ver esta nueva entrega. Así que nos lanzamos al estreno y, francamente, no me arrepiento. Creo que el hecho de no haber ido con tan altas expectativas ayudó mucho, por lo que salí del cine satisfecha y, ¿por qué no decirlo?, muy contenta.

En esta ocasión Po, junto con los cinco furiosos, emprende un viaje para salvar el Kung Fu, que esta amenazado por un nuevo villano, el pavorreal Lord Shen que desea apoderarse de china y eliminar a todo aquél que se le cruce en el camino (no sé por qué, pero eso me suena de alguna película de Disney donde el jefe de los hunos tiene el mismo maléfico plan…). Sólo que en la cinta de Dream Works, el malo cuenta con un arma con la que es difícil enfrentarse. Además, el gordo panda también anda en busca de su paz interior y de saber su verdadero origen.

Si hay una cosa que siempre resulta nefasta en este país son los doblajes, como que Omar Chaparro no es mi ideal para ponerle voz a quien, originalmente, le da vida Jack Black… aunque, sin soy sincera, ninguno de los dos me cae del todo bien. Y me habría gustado mucho verla en su idioma original por eso de que la voz del malo es la de Gary Oldman; siento que quizás eso habría ayudado a darle un poco más de protagonismo al pavo, que todo el tiempo está como deslucido y, a mi parecer, le falta majestuosidad. No sé, pero Tai Lung sigue siendo mi favorito.

En fin, de todas formas siento que el doblaje no arruina tanto el filme como sucede en otras ocasiones; no le pusieron demasiado ‘mexicanismo’ ni quisieron sonar tepiteños (como pasó con Río). No hay exageración en los chistes ni doble sentido. Es cierto que la primera peli me hizo reír más, no por eso desdeño la segunda. Opino que ahora hay más sentimentalismo y moraleja, pero no resulta ñoña.

Sin embargo, más que todo, me fascinó visualmente hablando; está llena de brillo y colorido. Las secuencias de peleas son entretenidísimas y todos los efectos en general valen mucho la pena. Al papá de mi hijo le encantó la banda sonora, a mi la música de una película pocas veces me impresiona… o será que no tengo tan desarrollado el sentido auditivo.

Concluyo que es obligatoria de ver para todo aquel que haya visto la primera, así le hay gustado mucho o poco. Y, si la ven, díganme si no tengo razón al pensar que habrá una tercera parte… no les digo por qué. Feliz inicio de semana y hasta la próxima!!!