Mi blog de rarezas, lo que me pasa, lo que veo, lo que leo,
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pero sobre todo mi amor por mi hijo,
entre miles de chifladuras más!

lunes, 11 de abril de 2011

Versos libertinos.


Cuando iba en prepa (y me gustaba burlarme de todo y de todos… más que ahora) leí un curioso libro llamado Jardín de Venus, ¿el autor? Félix María de Samaniego. ¿De qué iba? de cuentos picarescos, medio eróticos y muy pero muy divertidos. Los cuentos estaban escritos en versos y a mí me hicieron pasar unos ratos buenísimos.

Uno especial me hizo reír como loca, y más tarda que perezosa (expresión usada para decir que lo hice rápidamente XD), se lo leí a todas mis amigas… y a todo aquél que se dejara.

Hace poco y sin una razón de peso para ello, me acordé de dicho cuento y busqué el mencionado libro. No leí la obra completa, pero sí me volví a reír (y ¿por qué no? A recordar con algo de nostalgia aquellos años de mundana diversión), volviendo a leer El Cuervo, y como no soy envidiosa, helo aquí:

En un carro manchego
Caminaba una moza inocentona
De gallarda persona
Propia para inspirar lascivo fuego.
El mayoral del carro era Farruco,
De Galicia fornido mameluco,
El que, en cualquier atasco, daba asombro
Verle sacar mulas y carro al hombro.
Un colchón a la moza daba asiento,
Porque el mal movimiento
Del carro algún chichón no levante.
Lector, es importante,
Referir y tener en la memoria
La menor circunstancia,
Para que, por olvido o ignorancia,
La verdad no se olvide de esta historia.
Yendo así caminando,
Vieron un cuervo grande que, volando,
A veces en el aire se cernía
Y otras el vuelo al carro dirigía.
-¡Jesús, qué pajarraco tan feote!
-dijo la moza-. ¿Y ese animalote
Qué nombre es el que tiene?
-Es un cuervo –respondió el arriero–,
Embiste a las mujeres y es tan fiero
Que les pica los ojos, se los saca,
Y después de su carne bien se atraca.
Oyendo esto la moza y reparando
Que el cuervo se acercaba
Al carro donde estaba,
Tendióse en el colchón y, remangando
Las faldas presurosa,
Cara y cabeza se tapó medrosa,
Descubriendo con este desatino
El bosque y el arroyo femenino.
Al mirarlos Farruco, alborotóse:
Subió sobre el colchón, desatacóse,
Sacó… ¡poder de Dios, qué grande que era…!
Y a la moza a empujones
Enfiló de manera
Que del carro los fuertes enviones,
En vez de impedimento,
Daban a su timón más movimiento.
Y en tanto que él saciaba su apetito,
Ella decí: –¡Sí, cuervo maldito;
Pica, pica a tu antojo,
Que por ahí no me sacas ningún ojo!


Espero que ninguno de los que me leen se sienta ofendido con mi ligereza, jejeje, pero la verdad es que no pude evitar copiarlo aquí. Cabe mencionar que lo pongo tal cual aparece en mi libro. Y sí, de repente como que parece complicado de leer (por eso de la rima y algunas palabras medio poco usuales), pero la verdad es que es muy sencillo y no hay que ser un genio para entenderlo.

Además, creo que no es tan perverso como los cuentos del Marqués de Sade, quien en aquél entonces también me traía loquita (sí, soy una libertina, jajajaja… bueno, no siempre) y del que también recuerdo cierta parte del libro de Julliette que tiene que ver con un burro… demasiado enfermo como para platicarlo ahora.

En fin, regresando al Jardín de Venus, les digo que el resto de las historias son bastante similares en cuanto a la temática, pero muy variadas entre sí y casi todas muy entretenidas (digo casi todas porque sí hay una que otra que no me dejó muy convencida). Ojalá y se animen a leerlo y luego me platiquen que tal. Besos y hasta la próxima!!!

2 comentarios:

alcorze dijo...

Las fábulas de Samaniego son geniales y ésta en particular está muy bien.

Todos tenemos ese punto libertino dentro jejeje, y no hay que perderlo XD

Karlita la + Bonita dijo...

@alcorze: claro!! tú sí me entiendes, sin algo de perversidad todo sería muy aburrido XD

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