Hace algunos días el padre de mi hijo me abordó con este comentario “dice mi mamá que si Vladimir es un vampiro” ¿? Pues no, pensé yo, apenas tiene ocho meses (casi nueve) y, según las leyes de los vampiros, está prohibido hacer un vampiro tan joven, acabaría siendo cenizas, como Claudia. Sin embargo me abstuve de mi comentario y sólo pregunté ¿por qué? “Pues porque alguien le dijo que Vladimir es el nombre de un vampiro” Ah, ya veo, el nombre de un vampiro. Bah, mortales.
Pero bueno, ya estando en eso decidí escribir un poco acerca de por qué escogí ese nombre para mi hijo. Y sí, orgullosamente digo que en la elección tuvieron mucho que ver los vampiros, o bueno, una figura que se relaciona con el vampiro más grande de todos, Drácula, lógicamente me refiero al legendario Vlad Tepes.
Desde el momento que tuve conocimiento de mi estado de preñez (ay, aunque creo que ese término no es muy bonito), supe que mi pequeño vástago sería un varón y que se llamaría Vladimir. Todos me decían que no debía adelantarme porque yo no podía saber si era niño o niña (que de hecho no se supo con certeza hasta que nació, porque nunca se dejó ver en el ultrasonido), pero yo estaba segurísima de que era un niño. Me aterraba la sola idea de que al traicionero destino se le ocurriera enviarme una damita ¿qué iba a hacer yo con ella? “Pero si son tan lindas” me decían algunos “Le haría mucho vestidos bonitos” decía mi madre, como si no hubiera tenido suficiente conmigo y con mi hermana.
Pero a mí, sencillamente, no me hubiera agradado el hecho de educar a una niña. Así que durante todo mi embarazo me dirigí a mi panza diciéndole Vladimir, y le platicaba sobre todas las cosas que le iba a enseñar cuando naciera y de más. Claro, también le ponía música de Enrique Bunbury y Nirvana y le leía libros de vampiros. No importaba que nadie me entendiera y que todos me dijeran que estaba mal, es mi hijo y, por lo tanto, una parte de mi a quien le tengo que enseñar todo lo que me gusta y lo que me mueve; ya si después él decide mandar todas mis enseñanzas al carajo, será bronca suya.
Total. Todo este preámbulo era para explicar las razones del nombre de mi hijo ¿verdad? Vlad Tepes fue un príncipe de Valaquia (hoy sur de Rumania según reza la poderosa Wikipedia) por allá de los años 1400 y cacho. El más favorito de mis personajes favoritos. Luchó contra los Turcos para salvar a su país, pero lo que lo hace realmente fascinante es su crueldad y su peculiar y sanguinaria forma de acabar con sus enemigos. La tortura que al más le gustaba aplicar era el empalamiento. En este encantador personaje se basó Bram Stoker para crear al padre de los vampiros, el gran Conde Drácula. Ahora bien, su padre pertenecía a la Orden del Dragón, por lo tanto Draculea significa Hijo del Dragón o Hijo del Demonio. Y yo, como para hacer justicia las razones de que mi hijo se llame Vladimir constantemente le dijo Hijo del Dragón, lo que es curioso ya que, según el horóscopo chino, nací en el año del Dragón, así que el sobrenombre no está tan lejos de la verdad.
Por obvias razones no podía llamara a mi primogénito sólo Vlad, como que Vlad Suárez no hubiera sonado muy bien que digamos. Así que lo más adecuado era Vladimir. Sin embargo después de un tiempo me entró la curiosidad de cuál sería el significado de este nombre y, buscando en la maravillosa red, encontré tres significados diferentes: Príncipe de la Paz, Gloria del Príncipe y, el que más me gustó y con el que quedé completamente satisfecha, Señor del Mundo.
Y así, llego a la conclusión de que ningún otro nombre hubiera encajado mejor… porque también pasó por mi mente Leonardo, en honor al maestro DaVinci y, otra cosa curiosa, Leonardo se llama el doctor que ayudó a mi hijo a venir al mundo. Pero no, no me convenció. Ahora sólo espero que él se sienta orgulloso de su nombre y de toda esta explicación, aunque ojalá que no le de por empalar gente, hace tantos siglos lo hubiera alentado en esa actividad, jeje, pero en la actualidad no creo que se puedan dar las condiciones adecuadas. Creo que le debería mandar esta entrada a mi suegra, para que entienda la diferencia entre un nombre inspirado en un vampiro y uno basado en un personaje histórico, jajaja. Hasta la próxima!!!
Pero bueno, ya estando en eso decidí escribir un poco acerca de por qué escogí ese nombre para mi hijo. Y sí, orgullosamente digo que en la elección tuvieron mucho que ver los vampiros, o bueno, una figura que se relaciona con el vampiro más grande de todos, Drácula, lógicamente me refiero al legendario Vlad Tepes.
Desde el momento que tuve conocimiento de mi estado de preñez (ay, aunque creo que ese término no es muy bonito), supe que mi pequeño vástago sería un varón y que se llamaría Vladimir. Todos me decían que no debía adelantarme porque yo no podía saber si era niño o niña (que de hecho no se supo con certeza hasta que nació, porque nunca se dejó ver en el ultrasonido), pero yo estaba segurísima de que era un niño. Me aterraba la sola idea de que al traicionero destino se le ocurriera enviarme una damita ¿qué iba a hacer yo con ella? “Pero si son tan lindas” me decían algunos “Le haría mucho vestidos bonitos” decía mi madre, como si no hubiera tenido suficiente conmigo y con mi hermana.
Pero a mí, sencillamente, no me hubiera agradado el hecho de educar a una niña. Así que durante todo mi embarazo me dirigí a mi panza diciéndole Vladimir, y le platicaba sobre todas las cosas que le iba a enseñar cuando naciera y de más. Claro, también le ponía música de Enrique Bunbury y Nirvana y le leía libros de vampiros. No importaba que nadie me entendiera y que todos me dijeran que estaba mal, es mi hijo y, por lo tanto, una parte de mi a quien le tengo que enseñar todo lo que me gusta y lo que me mueve; ya si después él decide mandar todas mis enseñanzas al carajo, será bronca suya.
Total. Todo este preámbulo era para explicar las razones del nombre de mi hijo ¿verdad? Vlad Tepes fue un príncipe de Valaquia (hoy sur de Rumania según reza la poderosa Wikipedia) por allá de los años 1400 y cacho. El más favorito de mis personajes favoritos. Luchó contra los Turcos para salvar a su país, pero lo que lo hace realmente fascinante es su crueldad y su peculiar y sanguinaria forma de acabar con sus enemigos. La tortura que al más le gustaba aplicar era el empalamiento. En este encantador personaje se basó Bram Stoker para crear al padre de los vampiros, el gran Conde Drácula. Ahora bien, su padre pertenecía a la Orden del Dragón, por lo tanto Draculea significa Hijo del Dragón o Hijo del Demonio. Y yo, como para hacer justicia las razones de que mi hijo se llame Vladimir constantemente le dijo Hijo del Dragón, lo que es curioso ya que, según el horóscopo chino, nací en el año del Dragón, así que el sobrenombre no está tan lejos de la verdad.
Por obvias razones no podía llamara a mi primogénito sólo Vlad, como que Vlad Suárez no hubiera sonado muy bien que digamos. Así que lo más adecuado era Vladimir. Sin embargo después de un tiempo me entró la curiosidad de cuál sería el significado de este nombre y, buscando en la maravillosa red, encontré tres significados diferentes: Príncipe de la Paz, Gloria del Príncipe y, el que más me gustó y con el que quedé completamente satisfecha, Señor del Mundo.
Y así, llego a la conclusión de que ningún otro nombre hubiera encajado mejor… porque también pasó por mi mente Leonardo, en honor al maestro DaVinci y, otra cosa curiosa, Leonardo se llama el doctor que ayudó a mi hijo a venir al mundo. Pero no, no me convenció. Ahora sólo espero que él se sienta orgulloso de su nombre y de toda esta explicación, aunque ojalá que no le de por empalar gente, hace tantos siglos lo hubiera alentado en esa actividad, jeje, pero en la actualidad no creo que se puedan dar las condiciones adecuadas. Creo que le debería mandar esta entrada a mi suegra, para que entienda la diferencia entre un nombre inspirado en un vampiro y uno basado en un personaje histórico, jajaja. Hasta la próxima!!!
2 comentarios:
Qué entrada más preciosa! Y qué precioso Vladimir acorde con su nombre y la historia originada en su elección. Obviamente cuando se enteré y ronde los 16 o 18 años te querrá matar o tal vez no, vaya uno a saber, los hijos nos sorprenden a veces gratamente y otras no tanto.
Me encantó tu blog, precioso y escribís de una forma muy bonita.
Un beso enorme y acá estoy como seguidora tuya.
Un placer conocerte.
@Aldhanax Swan: Muchas gracias por tu comentario y tu visita. Bienvenida. Que bueno que te haya gustado mi blog, la verdad es que los últimos días he trabajado mucho en darle difusión y creo que poco a poco va dando resultado.
Y sí, espero que a Vladimir le agrade su nombre cuando crezca. Un saludo!!
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